Aunque la pandemia ha sacudido las prioridades mundiales, algunos temas de la agenda aún siguen vigentes. La preservación de las democracias y la lucha contra el terrorismo es una de ellas. Las organizaciones terroristas que tienen como objetivo las democracias y los sistemas legales están transformándose y diversificando sus actividades.

En este contexto, Türkiyeha resistido en los últimos años a una amenaza existencial: la organización terrorista fetullahista (FETÖ).

La ilusión que ha creado una red terrorista postmoderna adaptada al siglo XXI puede parecer extremadamente eficaz. FETÖ, una organización terrorista de nueva generación, ha penetrado en - según sus propias declaraciones – los “vasos capilares” del Estado, la economía y la sociedad civil en Türkiye. Su cabecilla, Gülen, ha creado y dirigido la organización de tal manera que se presenta como un “movimiento de hizmet (servicio)” y se fue infiltrando poco a poco en todas las instituciones del país, incluidos el ejército, la judicatura, el mundo de los negocios y los medios de comunicación.

En última instancia, escondido detrás de instituciones como escuelas y organizaciones benéficas, han desarrollado una estructura de culto esotérico amplia y estrechamente organizada con miembros que obedecen incondicionalmente al cabecilla de la organización, que se ha proclamado a sí mismo “Imán del Universo”, y que ocultan completamente sus identidades a todos los niveles. Han intervenido las líneas telefónicas en secreto, han fichado, chantajeado, encarcelado con la ayuda de sus propios fiscales y jueces y, en varios casos, asesinado a los que se interponían en su camino. Ha surgido un organismo que considera legítimo el uso de cualquier medio para sus propios fines.

Irónicamente, las instituciones educativas bajo su control se han convertido en el principal instrumento de esta organización. Los niños y jóvenes que han sido formados en los intereses de esta organización han sido adoctrinados en cuanto a sus objetivos futuros. Han eliminado, mediante el encarcelamiento, a docenas de civiles, jueces y oficiales de seguridad que hubieran podido resistirse a ellos.

Las instituciones estatales de importancia estratégica, en particular las Fuerzas Armadas turcas y las autoridades judiciales, fueron dotadas insidiosamente de personas absolutamente leales a la organización. Para ello se han utilizado todo tipo de medios, incluido el fraude en los exámenes. Se utilizaron empresas ficticias, falsificaciones y expropiación de fondos para financiarlas. Se ejerció todo tipo de presión sobre los empresarios quienes se resistieron a ellos.

Cuando FETÖ se dio cuenta de que sus actividades secretas habían sido descubiertas, dio su paso más sangriento e intentó llevar a cabo un golpe de estado en la noche del 15 de julio de 2016. Nuestro Parlamento fue bombardeado, como en una guerra de agresión, por aviones de combate robados al segundo ejército más grande de la OTAN. No dudaron en disparar a civiles, intentar asesinar al Presidente y atacar a las unidades del servicio de inteligencia, la policía y la gendarmería, así como a las estaciones de transmisión por satélite y las redes de comunicación.

Esa noche, cuando mataron a 251 personas e hirieron a cerca de 2,700, tenían como objetivo derrocar violentamente el orden constitucional democrático, secular y social de Türkiye. El que no hayan conseguido se debe únicamente al pueblo turco, que cree en la democracia, y al Estado turco. El compromiso con la democracia de los que detuvieron los tanques es un ejemplo para todo el mundo.

Se observa que la organización intenta dar la impresión de que “representaría los valores del Islam europeo”, escondiéndose detrás de los términos de la integración y del diálogo. De igual manera, los miembros de FETÖ tratan de retratar a esta organización terrorista como si fuera “la víctima de violaciones de derechos humanos en una lucha política”. ¿Pero es esto cierto?

Nuestra expectativa de nuestros amigos es clara: abordar los hechos de una manera imparcial y razonable y no proporcionar en un campo de acción a FETÖ -como había sido para el PKK en algunos países. Muchos miembros de la organización se aprovecharon de los sistemas jurídicos liberales, solicitando asilo con declaraciones falsas. Esto debe llegar a su fin. Ya es hora de tomar medidas concretas contra la organización terrorista FETÖ.

La debilidad en la lucha contra FETÖ alentará a todas las organizaciones terroristas que, con diversos pretextos, buscan objetivos destructivos. El apoyo de la comunidad internacional en esta lucha contra FETÖ es vital para la seguridad de nuestros países frente a las amenazas de esta organización terrorista, y en vista de nuestros valores comunes.